Especial García Márquez

4 años 8 meses antes - 4 años 8 meses antes #29 por club-lectura
Especial García Márquez Publicado por club-lectura
En el magnífico libro de entrevistas “Los nuestros”, de Luis Harss, al que hicimos referencia en el post dedicado a Vargas Llosa (ahora sí, el último escritor vivo del “boom”), García Márquez dice que todo lo que cuenta en sus libros es lo que vivió hasta los ocho años en casa de sus abuelos, donde su madre lo había dejado porque no podía cuidarlo. Aunque el libro de Harss es de 1966 y el autor colombiano apenas había publicado un par de libros, sus obras posteriores corroboran sus palabras: “Tenían una casa enorme, llena de fantasmas. Era una gente con una gran imaginación y superstición. En cada rincón había muertos y memorias, y después de las seis de la tarde la casa era intransitable. Era un mundo prodigioso de terror. Había conversaciones en clave”. Como dice Luis Harss, “desde entonces, García Márquez ha explotado obsesivamente su veta única”, “su empecinamiento nace de la nostalgia por una época y un lugar”, y así, gracias a él, “el lugar más interesante de Colombia es un pueblo tropical llamado Macondo, que no aparece en ningún mapa”, “es geografía, y también historia y autobiografía”. Eso es saber sacarle jugo a la infancia. Eso es ser un genio de la literatura.

Como seguro que la mayoría de vosotros habéis leído uno o varios libros de García Márquez, y tenéis vuestros pasajes favoritos, os proponemos esta vez una lectura diferente. Vamos a fijarnos en los comienzos de sus novelas y de sus cuentos. Aunque quizá esté sobrevalorado, si un libro tiene un buen comienzo, las posibilidades de atrapar al lector aumentan considerablemente. Sobre este tema hay mucho escrito, y hay también, muchas listas de buenos comienzos en la historia de la literatura universal , en las que, con ligeras variaciones, siempre aparecen los mismos: El Quijote, Anna Karenina, Moby Dick, Conversación en La Catedral, Platero y yo, El Principito… y por supuesto, varios libros de Gabriel García Márquez. Él, como muchos otros escritores sudamericanos , que para esto son geniales, ha sabido utilizar el comienzo de sus libros como cepo que atrapa al lector y ya no lo suelta hasta la última página. En las frases iniciales, microrrelatos antes de la invención del microrrelato, ya se nos dice que no podemos irnos, que algo inminente va a pasar de un momento a otro en esos lugares exóticos y a la vez terribles sobre los que siempre se cierne alguna desgracia. García Márquez, desbordante, abigarrado como el trópico mismo, es a la vez sintético, limpio y preciso como puede ser el desierto protagonista de algunas de sus historias, porque sabe que “la literatura es un problema de palabras”, que lo que nos está contando pueden ser las historias de siempre, pero que lo importante es la manera de contarlas, y, en esto, es un maestro. No sólo los comienzos, también los mismos títulos de sus novelas encierran ya una historia (terrible casi siempre) que intuimos llena de desgracias, meteorología extrema, personajes fantásticos y paisajes imposibles: el “realismo mágico” o exageración de la realidad, que sólo podía tener lugar en esa parte del mundo, real y mágica a un tiempo, como es Latinoamérica.
Hemos seleccionado algunos de sus mejores comienzos de novelas y cuentos, que puedes leer si estás registrado. Nosotros nos quedamos con estos tres: el de “Crónica de una muerte anunciada”, por su expresividad sintética, “Los funerales de la Mamá Grande”, por todo lo contrario y “El amor en los tiempos del cólera”, por ser poesía pura.
¿Con cuál te quedas tú?

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